Raquel Gómez
Sólo pronunciar su nombre y se me eriza la piel.
Sé que muchos os preguntareis qué tiene esta
carrera para despertar tantas emociones, y es que Behobia es puro sentimiento.
Sólo las personas que hemos sido afortunadas en poder correrla sabemos a qué me
refiero con estas palabras.
A tan sólo una semana de su celebración, y con
dorsales agotados desde hace ya tiempo, muchos de vosotros os estaréis poniendo
nerviosos pensando en volver a tomar la salida de esta espectacular carrera,
cargada de sueños y objetivos, y otros tantos, ilusionados aunque expectantes
por saber que tiene en realidad esta histórica carrera para ser tan conocida y
multitudinaria.
Nosotras llevamos las dos versiones, para mi será
mi segunda Behobia-San Sebastián y para Mamen es su primera, y sólo deseo que
ella disfrute tanto como disfruté yo.
Pues bien, os voy a intentar contar lo que yo
viví, y así mostraros con mis palabras a lo que me refiero cuando hablo de
sentimiento, puesto que aún, un año después, me sigo emocionando al recordarlo
y sobretodo, al pensar que voy a volver a vivirlo de nuevo.
Escuche muchas veces por otros atletas y
compañeros eso de Behobia, una carrera impresionante, muy dura pero
apasionante, y me decían,“tienes que correrla”, pero por diversos motivos nunca
se daba la ocasión, hasta que por fin el año pasado, en su 50 aniversario,
bonita casualidad, pude forma parte de esta gran fiesta del deporte.
Llegó el día de la carrera, nerviosa pero muy
motivada, feliz y curiosa por poder participar en la prueba de la que tanto había oído hablar. Muy
temprano salimos del hotel dirección a la salida y ya se podía respira el gran
ambiente que se iba a vivir esa mañana porque quedando un par de horas para la
salida, ya había gran cantidad de gente recorriendo las calles. Música,
ambiente festivo, animadores, y sobretodo miles de corredores que hacían que
crecieran, aún más, mis ganas por empezar a correr.
Por fin, a las 9.30h. pistoletazo de salida. No
voy a contaros como fue mi carrera o en qué lugar me posicionaba, lo contaba el
año pasado al terminar (Behobia 2015)
sólo voy a deciros que fue un día muy caluroso, con muchísima humedad y que
realmente es un recorrido muy duro, con muchos toboganes pero que nada de eso
tenía importancia esa mañana para mí porque gracias al numeroso público y la
gran cantidad de aficionados que aman este deporte y su tradicional prueba,
colocándose en todo el recorrido, no había un sólo metro vacío, animando y empujándote
con sus voces kilómetro a kilómetro, la dureza desaparecía y se convertía en
ilusión, coraje y ganas de sufrir y correr hasta el último metro de esta
peculiar distancia de 20km,que son los que separan Behobia de San Sebastián.
Correr esta carrera por primera y sentir como el
público se volcaba conmigo, animándome por mi nombre y llevándome en volandas
fueron momentos únicos, no podré olvidar, la entrada en San Sebastián, esa
última recta hacia meta con la playa al lado, plagada de personas aplaudiendo,
creando un pasillo humano espectacular, y yo allí, cruzando la meta como vencedora,
formando parte de la historia de esta carrera. ¡Increíble!!!. Realmente fue muy
emotivo, me hicieron sentir grande, especial y única.
Behobia-San Sebastián, no es una carrera más, es
historia, tradición, sentimiento, donde tiene una gran importancia el corredor
popular y donde, además, sus vecinos y su gente forman parte de ella, y son los
que realmente hacen grande esta carrera.
Mamen y yo estaremos por allí desde el viernes por
la tarde-noche. Esperamos veros a mucho de vosotros y poder disfrutar juntos
del fin de semana y de ese día.
Esperamos que esta semana los nervios se
transformen en ilusión que ayude a afrontar los últimos entrenamientos previos,
y nos iremos concienciando para la lluvia, porque todas las provisiones hasta
hoy dicen que va a llover, y mucho.
¡Nos vemos!