Como ya he dicho otras veces,
siempre le he tenido mucho respeto a la distancia de los 42 km, es algo que quería
correr al menos una vez en mi vida pero no lo veía cercano para mí. Poco a
poco, a medida que van pasando los años, voy compitiendo cada vez más en pruebas de distancias más largas, hasta que
por fin, decido junto con mi entrenador, dar el gran salto.
Desde ese momento quise concienciarme del camino tan duro que iba a emprender,
serían días difíciles, de dolores, cansancio, e incluso de soledad....pero sabía
que si todo salía bien, la recompensa iba a ser muy grande. Entrar en el
estadio, ver la meta y poder cruzarla. Se me ponían los pelos de punta solo de
pensarlo. Ese ha sido mi “sueño” durante estos meses.
No puedo decir que la preparación
ha sido un camino de rosas, porque he tenido ciertos problemillas, algunos
propios de hacer tantos kilómetros puesto que el cuerpo no estaba acostumbrado,
pero otros no tan propios, que hicieron que parase durante 4 días a tan solo
dos semanas de la gran cita.
Por mi cabeza rondaban varios
pensamientos, por un lado, había entrenado bien, había hecho series buenas e
incluso el test de la media maratón tres semanas antes con muy buenas
sensaciones, por lo que podría salir muy buena marca. Por otro lado, era
consciente que era mi primera maratón, un Cto. de España, y tenía que ir con
cautela. Mi principal objetivo era
acabar, y si había alguna posibilidad de estar en el pódium, darlo todo por
conseguirlo.
Pues con esos pensamientos, llegó
el gran día, y tengo que decir que estaba bastante tranquila, sabía lo que tenía
que hacer y pasase lo que pasase: disfrutar!!.
Sonó el disparo y no quise pensar en nada, sólo marcar un ritmo y correr, dejar que los kilómetros pasaran solos. No me encontré nada bien, se puede decir que no fue mi día perfecto, las sensaciones eran de pesadez, me costaba seguir el ritmo, pero eran 42 km y podía pasar de todo. Empecé a pensar en positivo y así llegue a la media, un paso un poco lento eso sí, pero entrar en el estadio y los ánimos de la gente me dieron fuerzas para seguir. La segunda media fue un poco más dura para mí pero no por el temido “muro”, que en ningún momento lo sentí, sino porque desde el km 27 hasta el 37 fui en solitario y mentalmente sí que me vine un pelín abajo. Tenía en mente las indicaciones del míster: “a partir del 30 hay que correr todo lo que se pueda, te vas a encontrar bien”. Eso fue lo que me ayudó a empujar en cada km.
Sonó el disparo y no quise pensar en nada, sólo marcar un ritmo y correr, dejar que los kilómetros pasaran solos. No me encontré nada bien, se puede decir que no fue mi día perfecto, las sensaciones eran de pesadez, me costaba seguir el ritmo, pero eran 42 km y podía pasar de todo. Empecé a pensar en positivo y así llegue a la media, un paso un poco lento eso sí, pero entrar en el estadio y los ánimos de la gente me dieron fuerzas para seguir. La segunda media fue un poco más dura para mí pero no por el temido “muro”, que en ningún momento lo sentí, sino porque desde el km 27 hasta el 37 fui en solitario y mentalmente sí que me vine un pelín abajo. Tenía en mente las indicaciones del míster: “a partir del 30 hay que correr todo lo que se pueda, te vas a encontrar bien”. Eso fue lo que me ayudó a empujar en cada km.
Acercándome al 35-36 pude ver a
Elena Moreno que iba en tercera posición a escasos metros por delante de mí, y
eso me motivó para ir recortándole distancia hasta llegar a ella, e incluso
pasarla y colocarme en tercer lugar.
*Foto de RunOnline
En ese momento sentí una felicidad
inmensa, poder pensar en medalla… pero duró poco. En el km 38 Elena volvió a pasarme, lo
intenté, pero finalmente no pudo ser.
Me quedo con la sensación que a
pesar de no encontrarme bien, de ir bastante tiempo en solitario, de no querer
darlo todo, disfrute mucho en todo momento pensando lo que estaba corriendo.
Por fin, llegue al estadio, no me sentía
las piernas y sólo quería cruzar la meta, apreté los dientes y lo di todo... es
una sensación increíble, un subidón al cuerpo aun estando roto de dolor y
cansancio, “no me lo creo, he acabado la maratón!”.
Nada más ver a mi pareja, mi
entrenador y mi compi Mamen, los abracé llena de lágrimas sabiendo que había hecho
un buen trabajo.
Darle mi enhorabuena a todas las chicas que como yo consiguieron terminar y
sobre todo, a las tres primeras, Vero, Marta y Elena, que una vez más me
demuestran lo “pedazo” de atletas que son.
No quiero acabar, por supuesto, sin agradecer a mi entrenador Juan Pablo (@juanpacoach) toda
la labor que hace por mí, gracia a él he podido cumplir este sueño, asique
piensa que "también llegue a meta por ti, porque te lo mereces”. Gracias también
a mi pareja, porque me ha ayudado muchísimo, a Mamen y a toda mi familia.
Por último deciros que también ha
sido parte importante de este reto “Skechers”: las GoMeb me permitieron
disfrutar de cada zancada y de cada metro, pero he “gastado” muchas otras antes
de llegar a esta cita gracias a ellos; “MyProtein”: que me acompañó en cada avituallamiento
y que ha hecho mucho más fácil mi recuperación después de cada entrenamiento
para poder completar las semanas con éxito; “Fixi Sport”: que ayudó a mis
piernas a entrar en calor.